Es verdaderamente asombroso escuchar hablar a nuestro presidente, sobre cualquier tema de importancia para todos los ciudadanos, siempre denostando a todo el que opina diferente y, en contrapartida, ensalzando todos sus actos de gobierno y defendiendo incondicionalmente a todos sus funcionarios, acusados muchos de ellos de corrupción, nepotismo, autoritarismo, clientelismo electoral y muchas otras lacras de su gobierno que han brotado como los hongos después de las lluvias.Pero nada de eso es verdad porque él ya dijo que todo eso se acabó, y si él lo dijo, así tiene que ser, aunque la realidad esté diciendo a gritos lo contrario.Así, nos dice: ¡la corrupción ya se acabó! Y el Inegi nos informa que la corrupción ¡aumentó! en la actual administración y hasta en su partido Morena; éL dice que las mujeres nunca habían estado tan bien protegidas como ahora en su gobierno, y el Sistema Nacional de Seguridad Pública (SNSP) nos informa que en 2019 asesinaron a 2012 mujeres, batiendo récord ese año, pues desde que se lleva registro nunca había tanto feminicidio; nos dice: ¡ya se domó la pandemia!, y aumentan exponencialmente el número de contagios y de fallecimientos por covid-19; decretó la extinción del neoliberalismo en México, y nos presume el tratado comercial más neoliberal que haya firmado nuestro país, que redundará en un mayor saqueo de nuestros recursos naturales y una más inhumana explotación de nuestra fuerza de trabajo.
En su reciente gira por Jalisco, presumió, como un gran logro, traer a las fuerzas armadas en las calles, integradas en la Guardia Nacional, cuando siempre criticó a Calderón y a Peña por hacer lo mismo y prometió que si ganaba la presidencia regresaría al ejército a los cuarteles, pero también mintió; cuando lo hacían otros estaba mal, haciéndolo él está bien, es la lógica del yoyo.
Dice que ¡él no va a permitir la violencia! Que para eso se tienen 96,000 elementos de seguridad en todo el territorio nacional, mientras que los anteriores sólo tenían 15,000 policías federales.Tal vez sea verdad, pero lo que sí sabemos, porque son datos duros del Secretariado Ejecutivo del SNSP es que en 2019 la delincuencia organizada se incrementó un 24 por ciento, los homicidios dolosos aumentaron el 1.4 por ciento con más de 35,500 víctimas, un promedio de 98 asesinatos diarios y que el daño por los actos delictivos se traduce en un monto de 4.57 BILLONES DE PESOS, que corresponden al 21 por ciento del Producto Interno Bruto (PIB).O sea que más de la quinta parte de todo el valor producido por todos los mexicanos en todo el año 2019 se quedó en las manos de la delincuencia.
Además, en un comparativo de los primeros 19 meses de gobierno con los tres presidentes anteriores a él, a los que nunca dejó de criticar e insultar, queda muy mal parado, si se aplicara los mismos calificativos que él empleó en casos similares, resultaría francamente vilipendiado por su propia boca.Veamos sólo un caso, el de los homicidios dolosos:
Vicente Fox 19,201 asesinatos en sus primeros 19 meses de gobierno.
Felipe Calderón y su "guerra al narco" 36,699.
Enrique Peña, 52,947 homicidios dolosos.
Andrés Manuel López 55,026 un promedio de 96 diarios y la cuenta sigue, pero él, sin inmutarse, repitiendo públicamente que "no va a permitir la violencia", lo suyo es hablar, mentir y repetir el embuste sin tregua, pagando con nuestro dinero para que medios de comunicación las lleven a todos los rincones del país, haciéndose cómplices del gran engaño en el que han caído muchos mexicanos.Esta treta de repetir las mentiras miles de veces, no se la aprendió a ningún comunista, como piensan los políticos de la derecha mexicana, sino al ultraderechista Joseph Goebbels, ministro de propaganda del dictador nazi Adolf Hitler, el mismo que hizo sufrir a la humanidad el peor genocidio en toda la historia.
Así, con el poder de la mentira, con el engaño y la falsedad, ganó la presidencia y se ha sostenido, añadiéndole el soborno, la corrupción, la destrucción de instituciones, la compra de conciencias, el amedrentamiento y la represión de todos los opositores.Cierto que millones ya no le creen, pero hay otros tantos que aún siguen en el embeleco.
Es deber de todas las mentes conscientes y los corazones nobles iluminar a los pobres de México para sacarlos de este nuevo engaño de la 4T, hacerle comprender que no es un mesías el que va a resolver todos los problemas sino tarea del pueblo trabajador, organizado y consciente. Las metas son muy claras: QUITARLE EL PODER LEGISLATIVO DE LA CáMARA DE DIPUTADOS EN 2021 Y GANAR LA PRESIDENCIA EN 2024 CON UN VERDADERO REPRESENTANTE POPULAR.
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