Tras la aparente bandera de un gobierno del pueblo, el régimen de Morena, que cursa su segundo sexenio a nivel federal, sigue las reglas y condiciones del sistema neoliberal que beneficia a las élites empresariales y constituye cúpulas de poder a su favor.
El pregonado cambio de las instituciones mexicanas y la incansable lucha contra la corrupción, solo se trata de un reacomodo de la elite burguesa; cambio de color, misma ideología. Lejos está el cambio verdadero donde el pueblo gobierne a favor del pueblo, lejos está la lucha en contra de la concentración de la riqueza y muy lejos la frase slogan de la 4T: “primero los pobres”.
En México el 58 % de los ingresos nacionales cae en manos del 1 % más rico de la población, mientras que el 50 % de la población accede al 9 % de la riqueza.
En su texto La Guerra Civil en Francia, el gran pensador Carlos Marx aclaraba que las opciones de voto para los obreros eran impuestas por las clases dominantes; es decir, los partidos no eran una opción real de cambio y seguirían sumiendo a la clase trabajadora en la miseria, sin cambiar en esencia el sistema social y sus relaciones de producción.
En el contexto actual, esta lectura de Marx nos clarifica la realidad del sistema político y económico mexicano, donde las definiciones de izquierda o derecha en sentido político no tienen diferencia alguna, sino que únicamente juegan un papel que matiza sus verdaderas intenciones: seguir colocando a la burguesía como los grandes beneficiados, sin cambiar los ejes principales que darían una transformación verdadera a la sociedad en beneficio del pueblo trabajador.
Morena no es más que un partido que sigue línea del sistema establecido: capitalismo neoliberal. Hoy, la cortina de humo gubernamental para apaciguar la rebeldía social han sido los programas sociales, una estrategia que le cuesta al erario más de 800 mil millones de pesos.
Estamos ante un populismo exacerbado que ha polarizado al país. La prueba más certera de lo que establecía Marx y que hoy sigue vigente en nuestro México, es el beneficio que siguen teniendo los ricos capitalistas.
La prosperidad de los empresarios ha sido la constante de los gobiernos de Morena. La oligarquía mexicana, tan criticada por este partido, es un organismo que sigue vivo y pleno en México. Lo único que ha cambiado son los tratos. Información publicada por Forbes destaca que durante el sexenio de López Obrador las familias más acaudaladas del país aumentaron su capital en más de 45 %.
Los datos duros revelan que la fortuna de estos magnates sumaba 121 mil millones de dólares al inicio del gobierno obradorista y, al final de su mandato, la cifra se elevó a 176 mil millones, 45 % más.
La misma investigación detalla que los empresarios que aprovecharon con mayor fuerza los beneficios otorgados por Morena fueron Carlos Slim, propietario de Grupo Carso; Germán Larrea, director general de Grupo México; y Ricardo Salinas Pliego, presidente de Grupo Salinas. Este último no tan beneficiado como el primero, quizá de ahí su inconformidad; como quiera que sea, también beneficiado por la 4T.
Los ultrarricos de México siguen concentrando la riqueza con la aprobación y el apoyo de Morena. De acuerdo con el diario El Financiero, desde el inicio de los gobiernos morenistas, los grandes empresarios siguen prosperando. Empresas como Bimbo crecieron en los primeros trimestres hasta 20 % más rápido en México que en otros lugares como Europa, toda América Latina, Estados Unidos o Canadá. Incluso, Mario Delgado, líder de la bancada de Morena, declaró, en el contexto de las acciones de la 4T respecto a los empresarios, que: “No hay ningún empresario al que le haya ido mal. Entre los grandes empresarios, no encontrarán ninguno”.
De acuerdo con el documento Beneficios en fuga publicado por Oxfam en 2025, el número de multimillonarios en México se ha duplicado pasando de 10 a 22 durante los gobiernos de Morena. Además, la propia Oxfam reconoce que los mecanismos con los que las élites económicas en el país han sacado provecho tomando recursos y privatizando, siguen trabajando de la misma forma; los gobiernos de Morena no han combatido ni combatirán esto en ningún sentido.
Actualmente, el saqueo a través de los bancos sigue en pie, transfiriendo el 49 % de sus ganancias al extranjero, pagando tan solo un porcentaje mínimo de impuestos.
Hoy, la riqueza de los cuatro millonarios más ricos de México representa el 9 % del PIB y a esto debe agregarse la exacerbada acumulación de la riqueza en manos de las élites, pues en términos netos en México el 58 % de los ingresos nacionales cae en manos del 1 % más rico de la población, mientras que el 50 % de la población accede al 9 % de la riqueza.
Así, la narrativa engañosa y ruin de Morena a favor de los pobres queda refutada y aplastada con hechos contantes y sonantes. Los discursos y las políticas populistas de la 4T no son más que un nuevo empaque del sistema capitalista mexicano, que seguirá beneficiando a las élites de la burguesía. Es momento de abrir los ojos y entender mediante los hechos concretos que el cambio social que necesitamos no llegará de la mano de Morena, tiempo al tiempo.
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