El artículo 3ero. Constitucional establece claramente que la educación debe de ser laica, gratuita y obligatoria. Este derecho es fundamental para que el país eduque a sus ciudadanos, sin embargo, en la realidad no sucede esto. Muchos jóvenes y niños en México se dedican a trabajar en lugar de estudiar debido a la falta de recursos económicos de sus padres. En muchos países del mundo la educación es un derecho esencial para sus habitantes, pero en México la situación es desoladora, muchos indicadores demuestran que no se valora la educación, cuando menos de manera suficiente. A todo esto, es importante preguntarse: ¿Qué han hecho los representantes del Estado mexicano para erradicar este problema? La respuesta es que no se ha hecho mucho al respecto, este gobierno ha prometido darles becas a los estudiantes, pero las becas prometidas no llegan. ¿Dónde está ese recurso? Los responsables de entregar estos apoyos no cuentan con una planificación seria y un estudio socioeconómico para que se le apoye al que lo necesite. Ellos son los que controlan el recurso económico que pertenece a todos los mexicanos que pagan sus impuestos y deben resolver, por eso es necesario alzar la voz y elevar la exigencia de estos apoyos que son esenciales para que los jóvenes mexicanos estudien.
Las becas son ya un derecho de los estudiantes, han sido elevadas a rango de ley, por tanto, una obligación y no un regalo del Estado. Pero los funcionarios de la 4T se la pasan dando largas al problema sin solucionarlo, argumentando, por ejemplo, que los estudiantes que pertenezcan a universidades privadas no recibirán ningún apoyo porque a ellos les alcanza para que paguen sus colegiaturas en una institución privada. Sin embargo, eso no es necesariamente cierto, generalizar es un error. En México hay universidades populares que surgieron al calor de la lucha organizada de los estudiantes rechazados de las universidades públicas, dichas instituciones solo tienen de privadas la clave, tal como sucede con la Universidad de Ciencias y Artes del Potosí (UCAP), en el estado de San Luis, que es una universidad que alberga a hijos de campesinos y obreros que no tienen lugar en la Autónoma del estado, en la politécnica o en el tecnológico regional y necesitan del apoyo económico para continuar sus estudios universitarios, muchos de los cuales tienen que trabajar al tiempo que estudian para lograrlo.
Las colegiaturas son muy accesibles para ofrecerles un servicio educativo de alta calidad académica, ellos estudian y trabajan, sin embargo, han sido relegados y no reciben apoyos económicos de la 4T. Es absurdo, que a los estudiantes que tienen que estudiar y trabajar en una institución privada porque fueron rechazados de las universidades públicas, les niegue el gobierno el apoyo para continuar con su carrera que el día de mañana le permita a él y a su familia mejorar sus condiciones de vida, pero sobre todo, que sea factor de desarrollo de su estado y su país que tanto lo necesita. Debieran los funcionarios públicos ponerse a trabajar y crear los mecanismos que permitan identificar a las personas que son de escasos recursos aunque estudien en universidades privadas.
Los jóvenes, por su parte, deben organizarse y luchar por sus derechos, por su beca, que bien merecida la tienen. Ahora resulta que el joven que estudia y que trabaja no recibe ningún tipo de apoyo, eso no debe ser así, por eso es urgente que formen un frente común para exigirle al gobierno sus derechos elementales.
El joven que se organiza para luchar por sus derechos es una persona digna que exige lo que le corresponde. A lo mejor muchos por miedo o pena no luchan por su beca, pero deben ser conscientes de que ese dinero no se los va a regalar el gobierno, el recurso económico es de todos los mexicanos. Por eso los estudiantes mexicanos deben exigir su beca. Invito a los jóvenes a que se integren a la FNERRR (Federación Nacional de Estudiantes Revolucionarios Rafael Ramírez), ya que es la única que se ha pronunciado hasta ahora exigiendo al gobierno federal el derecho a la beca para continuar con sus estudios. Es necesario que se unan muchas voluntades para que los jóvenes puedan lograr que se respeten sus derechos en México. Es necesario impulsar la educación para que tengamos un país más desarrollado, más democrático y más justo con todos los mexicanos. No hacerlo así, es estrangular el desarrollo de lo más importante que tiene la nación: sus jóvenes, su futuro y su presente.
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