Toda actividad política lícita merece respeto, pues siendo ciudadanos mexicanos tenemos derecho a la participación activa en política; y esto no tiene discusión ni depende de las características particulares de la idea o tendencia que se defiende.
Si, además, se trata del llamado activismo social, que pareciera ser, nada más por el nombre, la acción desinteresada de personas con conciencia social y por una buena causa, pues más todavía. Tan es así que cualquier persona con sentido común guarda de entrada cierto respeto y confianza premeditada a quienes se presentan como activistas sociales.
Lamentablemente estos no siempre son así. Existe la perniciosa práctica de presentarse como activista social para escudar una participación no necesariamente "desinteresada de personas con conciencia social y por una buena causa", sino algo muy distinto y hasta todo lo contrario. Esto es más frecuente de lo que parece y es recurso de personas que no sienten escrúpulos para engañar a la opinión pública con fines poco honorables, los cuales, por lo mismo, se deben camuflajear con esa imagen de "activismo" para pasar de contrabando a la vista del público destinatario.
Algo así sucede cada vez con más frecuencia en nuestro turbio panorama político actual, de modo que se vuelve complicado para el mexicano común y corriente saber distinguir, de entre todas las ofertas que le llegan de supuestos activistas, luchadores sociales, paladines de la honorabilidad, y demás personajes de la política, cuál lo es de verdad y cual solamente es un pillo que lo quiere engañar con fines inconfesables.
Pero hay un método infalible: si el supuesto activista dice alguna mentira, tienes derecho a dudar de su honestidad. Claro que no siempre es sencillo descubrir cuando te mienten, pero hay ocasiones en que la mentira es tan burda y evidente que dejan sin lugar a dudas "desnudados" a los "activistas", mostrándolos tales y cuales son, unos verdaderos lobos con piel de cordero que solo merecen la duda y hasta el desprecio del respetable.
Este parece ser el caso de Daniela González López, quien se dice miembro de la dirigencia del Consejo de la Defensa de los Derechos del Pueblo-Movimiento Nacional del Poder Popular (CODEP-MNPP) y del "Observatorio de los Derechos Humanos de los Pueblos", quien ha sido denunciada constantemente por utilizar los membretes arriba mencionados para inventar supuestos abusos cometidos contra humildes oaxaqueños, pero acusando sin demostrar a otros no menos humildes ni menos oaxaqueños.
Su última mentira es tan evidente que no deja lugar a dudas, pues Daniela González López, junto con otras personas, el pasado 27 de mayo acusaron al líder de Antorcha Campesina en la Mixteca, César Hernández Olivera, de agredir y secuestrar junto con otras personas armadas "con objetos punzocortantes, machetes y palos con punta, a regidores del Ojite Cuauhtémoc, Tlaxiaco, cuando estos acudieron a los límites de El Ojite con Isidro Vista Hermosa para apoyar a liquidar un incendio forestal que fue provocado por los antorchistas".
Sin embargo, después se supo que el día que sucedieron los hechos Hernández Olivera se encontraba junto con otros 700 Antorchista en una conferencia en el auditorio municipal de la Ciudad de Tlaxiaco, por lo que, no pudiendo estar en dos lugares distintos a la vez, se hizo evidente la deshonestidad de la denuncia de Daniela González López y sus acompañantes.
Una vez evidenciada en su mentira, González López dirigió una carta al diario La Jornada que este publicó el día lunes 3 de junio, señalando que "Antorcha Campesina...trató a gritos a nuestro presidente Andrés Manuel López Obrador y lo acusó de ser un mentiroso, en una plaza pública, en Yanga, Veracruz –porque no los financia como el PRI en el pasado–. él lo permitió en aras de la libertad de expresión...Esa misma organización golpeó a nuestros compañeros del Observatorio de Derechos Humanos de Oaxaca, y amenazó de muerte a nuestra coordinadora, Daniela González López, por denunciar estos hechos..." y añade, escandalizando, "Urgen medidas que garanticen la integridad de los compañeros del observatorio y de González López", no obstante que no se precisa de qué modo sucedió la tal amenaza, siendo que los antorchistas, encabezados por su líder estatal, Dimas Romero González, ofrecieron una rueda de prensa para aclarar los hechos, demostraron la falsedad de la denuncia de marras, de manera que es mentira eso de que se "golpeó a nuestros compañeros del Observatorio de Derechos Humanos de Oaxaca", ni nunca amenazaron a ningún integrante del tal "Observatorio", lo que se puede corroborar en la gran cantidad de medios que reprodujeron las declaraciones de los antorchistas.
Es decir que se trata de otra mentira para impresionar al público con esas "amenazas", que, por supuesto a nadie gustan y a todos indignan. Pero también es indignante la mentira, y lo es en la misma medida de la gravedad de las acusaciones.
En realidad, el verdadero motivo de las novelescas declaraciones de esta "activista", se encuentra en las primeras líneas de la carta: "Antorcha Campesina...trató a gritos a nuestro presidente Andrés Manuel López Obrador y lo acusó de ser un mentiroso, en una plaza pública". El verdadero objetivo de la tal "denuncia" y la carta es el de dar respuesta a la decisión de los Antorchistas de plantarle cara al Presidente y exigirle que deje de mentir (¡Otro mentiroso!) al acusar a la "Antorcha Mundial" de ser intermediaria y quedarse con el dinero destinado a los más pobres del país. Así se explica que la falsa "denuncia" se orquestara precisamente al siguiente día de la justificada protesta de los antorchistas.
Lo que en verdad pretende Daniela González López es "encubrir" a AMLO, y lo hace con mentiras, utilizando a los medios de comunicación para engañar a la opinión y satanizar a los críticos del Gobierno Federal. Daniela, la CODEP-MNPP y el "Observatorio de los Derechos Humanos de los Pueblos" le hacen el trabajo sucio a López Obrador.
Siendo esto así de evidente, solo debo añadir que no solamente ellos realizan esta labor tan baja. La mencionada carta del lunes 3 de junio iba supuestamente firmada por más de 500 "activistas sociales" de diversos países de varios continentes. No es la primera vez que Daniela González recurre a el apoyo de personas extranjeras, pero en este caso vale la pena preguntar:
1) ¿Saben estos "activistas" de otros países que están firmando una carta llena de mentiras?
2) ¿Saben que están siendo utilizados para golpear a gente no menos indígena y no menos oaxaqueña que aquellos a quienes creen defender?
3) ¿Saben que se están entrometiendo en asuntos internos de nuestra nación siendo que NO están bien informados por quien les hizo firmar, violando de manera artificiosa nuestra soberanía nacional sin justificación alguna y sosteniendo una injusticia?
4) ¿Saben que esa carta, publicada en prestigiado diario, sirvió de ariete a cualquier cantidad de bots y trolls en las redes sociales para vomitar insultos y amenazas de muerte (esas sí), en contra de gente inocente?
Sólo ellos pueden responder, en caso de ser verdaderas firmas de verdaderas personas. Yo condeno ese falso activismo y me sumo a la exigencia de que se respete el derecho de los mexicanos a disentir de las políticas del Gobierno en turno, su libertad de organización, de petición, y su derecho a la actividad política legítima dentro de su propio país.
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