¡Sufragio efectivo, no reelección! este fue el lema que esgrimió por primera vez Porfirio Díaz en 1871 al levantarse en armas, primero en contra de la reelección de Benito Juárez y después contra la de Sebastián Lerdo de Tejada; y con este lema y las armas, se hizo del poder de la nación en noviembre de 1976. En su cuarto periodo presidencial (1892-1896), instó al Congreso a aprobar la reelección indefinida; gracias a esto y otra vez al poder que le dieron las armas, logró gobernar el país durante 35 años. Fue este mismo lema de no reelección, pero ahora convertido en slogan de campaña, el mismo que enarboló don Francisco I. Madero en contra de Porfirio Díaz en 1910, y con el que logró derrocarlo y se hizo de la presidencia de la república al año siguiente. Aunque la carrera de Madero no fue tan prolífica como la de Díaz, pues fue asesinado en 1913, la no reelección quedó en la historia como estandarte de los revolucionarios de ese tiempo.
Pero la tentación reeleccionista siempre estuvo presente entre quienes detentaron el poder. Fue así como álvaro Obregón intentó la trampa con el distingo en el lema de, "no reelección inmediata"; misma que indudablemente hubiera logrado, de no ser por la pistola de José de León Toral, quien acabó con su vida el 17 de julio de 1928, restableciendo así de manera absoluta, sin saberlo, la no reelección presidencial. Pero como los políticos mexicanos a todo le buscan salida, permítaseme citar aquí, parte de un trabajo escrito por un historiador mexicano de origen francés llamado Jean Meyer, relacionado con el tema: "Los revolucionarios y sus hijos resolvieron el problema de la permanencia en el poder con su partido (PNR, luego PRM, y luego PRI) que José Vasconcelos calificó, justamente de Porfiriato colectivizado; el mismo grupo quedó en el poder hasta el 2000, porque la no reelección evitaba que odios y rencores cristalizaran en una persona. Operación cosmética o prestidigitación, pero funcionó." (El Universal, 23/03/2016). Pues por lo que vemos ahora, señor Meyer, ante el desgaste evidente de todos los partidos, me parece que los odios y rencores de que usted habla, se van a desbordar.
Ante el ya próximo proceso electoral de julio de 2018, los entusiasmos, las pasiones, los odios y rencores se están desbordando al límite entre los políticos de todos los partidos y de todo el país, sólo que ahora hay un estímulo adicional que exacerba todo: la reelección. Este tema no es nuevo, se empezó a cocinar desde el 2013 con las reformas, pero es con el 2018 que tomará verdadero cuerpo en toda su extensión y consecuencias. Veamos.
Se dice que en la madrugada del día 12 de diciembre de 2013, el Senado aprobó la reforma política electoral: "Fin a 80 años de no reelección", anunció por la mañana el portal del periódico Excélsior, y en la nota dijo: "Con esta reforma, los Senadores y diputados federales podrán [re]elegirse hasta completar 12 años en una Cámara, y de ahí podrán saltar a la otra y competir por otros 12 años, y así de manera sucesiva, pues no anula la regla de que los legisladores federales pueden cambiar de una a otra Cámara federal o estatal." ¡Qué tal!; y para los estados se informó que,"El dictamen contempla que las constituciones de los estados tienen que establecer la elección consecutiva [léase la reelección] para el mismo cargo de presidentes municipales, regidores y síndicos, por un período adicional y siempre y cuando el periodo de mandato de los ayuntamientos no sea superior a tres años". Muy bien, y ¿cuál fue la opinión del pueblo?, Nada; pero seguro que le dirán como al ratón de la fábula del mono sabio "¡Déjese usted comer y cierre el pico!".
Y recientemente la Cámara de Colima se puso a deliberar, casi al finalizar el mes de mayo del año que corre, se aprobó la reforma constitucional en materia electoral. En el tema de la reelección se dijo lo siguiente: "En el tema de la separación del cargo de presidentes municipales que aspiren a la reelección o a ser candidatos a diputados locales, para evitar trato privilegiado en relación con los demás aspirantes, al manejar éstos recursos públicos, se prevé que la separación sea dentro de los cinco días anteriores al inicio del periodo de registro de su candidatura ante la autoridad electoral competente." (Diario de Colima, 31/05/2017). Y otra vez pregunto: ¿cuál fue la opinión del pueblo colimense?, ¿tomaron en cuenta la opinión del pueblo pobre y trabajador? Porque, si un presidente municipal en funciones que busque la reelección, por todos los recursos que maneja, puede tener ventaja y privilegios en relación con los demás aspirantes, ¿podemos imaginar la ventaja y privilegios que tiene en relación con los pobres ciudadanos, que no sean aspirantes, pero que se opongan a su reelección? Los señores diputados solo están viendo una parte del problema, y tal vez sólo la que les conviene.
Pero entre los alcaldes colimenses las pasiones ya de plano se desbordaron. La Agencia Mexicana de información y Análisis Quadratín, publicó el 09 de julio de 2017, un trabajo que tituló: "¿Qué dicen 6 alcaldes de su posible reelección?" y palabras más palabras menos, esto contestaron los alcaldes: Rafael Mendoza, de Cuauhtémoc, contestó tajante, "yo quiero reelegirme"; Crispín Gutiérrez, de Ixtlahuacán, dijo: "si se dan las condiciones, sí lo haría con gusto"; Orlando Lino, de Coquimatlán, contestó:"es una posibilidad, no puedo decir que no [...]"; Héctor Insúa, de Colima, haciendo un rodeo: "[...] esa es una decisión que estaremos tomando hacia final del año; Salomón Salazar, de Comala, con remordimientos de conciencia mencionó: "[...] primero hay que cumplir con los compromisos de campaña [...]". Pero quien de plano se llevó las palmas es el alcalde de Minatitlán, Horacio Mancilla, veamos la finesa de este señor: "no es cualquier cosa, es un huevo (sic); una reelección es un filtro que no cualquier cabrón la puede pasar" (sic). Pues en realidad así debería ser señor Mancilla, en verdad los pobres esperamos que "no cualquier cabrón" la pase. Por lo pronto no podemos esperar más.
Finalmente, yo sostengo que la causa de los verdaderos y graves problemas que padecemos todos los pobres de México, no es ni la elección ni la reelección. El problema no es el sistema electoral que tenemos, sino la clase social que nos gobierna y el sistema económico neoliberal que la sostiene. Recordemos que desde tiempos de don Porfirio, ya quedó demostrado para lo que sirve las reelecciones. Por lo demás, como dijo el politólogo francés Alain Rouquié: "Le pouvoir use, surtout si on en abuse" (el poder desgasta, sobre todo si uno lo gasta demasiado). Veremos.
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