Y sucedió otra vez: la metamorfosis de los opositores críticos del statu quo que, llegados al poder, transmutan en verdugos del pueblo que los encumbró. No hubo que esperar mucho tiempo para que el presidente Andrés Manuel López Obrador mostrara lo que guardaba para sus adentros. "Mi pecho no es bodega", afirma el titular de Ejecutivo federal cuando se lanza a la yugular a sus adversarios &8213;así llama con eufemismo a sus enemigos&8213; que osan criticarlo, contradecirlo o corregirlo. Tampoco se demoró en despedir a miles de trabajadores "innecesarios" de las dependencias gubernamentales; profundizó la crisis en el sistema educativo y el de salud; eliminó el presupuesto del Ramo 23 que era destinado para obras y servicios que beneficiaban a millones de mexicanos pobres; eliminó programas como comedores comunitarios, estancias infantiles, Prospera, etcétera. Todos, víctimas de la proclamada austeridad republicana que, como el comején en la madera, debilita y desmantela el Estado de derecho. El actual gobierno justifica todas estas medidas antipopulares en la cantidad de mexicanos que le brindaron la confianza con su voto, muchos de los cuales han resultado perjudicados.
Tal parece que "venir de la lucha de las calles", como orgullosamente manifiesta el Presidente para demostrar a sus críticos su origen y difícil ascenso en la política nacional, no es una garantía de que las penas y sufrimientos de los más pobres de este país aminorarán. Ha ocurrido todo lo contrario con un gobierno autoproclamado de izquierda, que acepta sin chistar todas y cada uno de las políticas dictadas desde Washington, so pena de ser objeto de una guerra comercial, en una primera instancia. Ejemplos hay muchos: la prisa del gobierno mexicano por firmar el TMEC, las políticas migratorias para detener a los Centroamericanos "respetando los derechos humanos" en su camino hacia el país de las barras y las estrellas, que en la práctica convierte a México en un tercer país seguro. Además de los elogios mutuos entre ambos mandatarios, que permite ver que algunas decisiones no son tomadas con improvisación, sino cabildeadas con funcionarios de alto nivel de ambos países.
La justificación del presidente López Obrador acerca de "venir de la lucha de las calles", ha sido adoptada por funcionarios de todo pelambre y de todos los niveles de gobierno, para transmitir en un lenguaje directo que el actuar de éstos es correcto e incuestionable, porque ellos "sí conocen" lo que es venir "desde abajo", desde la oposición. Situación que, en lugar de ignorar las demandas sociales de los humildes, debiera sensibilizarlos ante las injusticias sociales y pobreza de la gente que acude a pedir solución a sus problemas. En lo hechos, vemos por ejemplo lo que sucedió hace unos días en el estado de Tabasco, cuando un grupo de jóvenes que forman parte de la Federación Nacional de Estudiantes Revolucionarios "Rafael Ramírez" y maestros organizados en Antorcha Magisterial acudieron a pedir la inclusión de los jóvenes en el Programa Nacional de Becas para el Bienestar "Benito Juárez", ya que a pesar de que se les retiró el apoyo de Prospera, los meses corrían y nunca se les incluyó en las becas "universales" del Gobierno Federal.
Esta injusta situación, se ha presentado en varias entidades de la República, entre ellas Tabasco, provocando descontento social. Los estudiantes y maestros tabasqueños marcharon de Plaza de Armas hacia la Secretaría de Bienestar para denunciar que se están obstaculizando y negando los apoyos a miles de estudiantes pobres de la entidad. Ya en la dependencia federal, una comisión de los afectados se reunió con Francisco Javier Custodio Gómez, representante de la coordinación nacional de becas "Benito Juárez" en Tabasco. El funcionario señaló que realizará las gestiones necesarias con sus superiores para buscar una solución al problema, pero que no promete nada porque todo está sujeto a las reglas de operación, y que él "viene de la lucha", por lo que pidió de plazo unas semanas para dar una respuesta. Los maestros y alumnos aseguraron que regresarán a las oficinas de la coordinación de becas, por lo que esperan una respuesta favorable a su legítima petición. Además, puntualizaron que, en caso de persistir la indiferencia de las autoridades, regresarán a manifestarse, pero ahora en mayor cantidad y con la participación de los padres de familia. No cabe duda que entre los funcionarios de la administración morenista se ha puesto de moda "venir de la lucha", condición que, contrario a lo que pensaría, a causado más problemas que beneficios a los pobres de México.
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