En mayo de 2023 la Comisión Federal de Electricidad (CFE) dejó fuera al estado de Quintana Roo del subsidio que brinda a más de 20 estados de la república, según porque no supera los más de 30 grados centígrados en los meses más calurosos del año y, por si esto fuera poco, también en 2023 aumentó el 7 % en la tarifa de la energía eléctrica.
Uno de los casos más indignantes es el expuesto por vecinos de la colonia Lagunitas que exhiben un recibo de 4 mil 529.13 pesos cuando antes pagaban 2 mil 354 pesos.
Con las gestiones de las autoridades estatales y diputados federales se logró que la CFE incluyera a Quintana Roo en el subsidio de verano, por lo que hoy día “goza” de este beneficio que empieza a partir del 1 de mayo y finaliza el día último de octubre de cada año.
Ello quiere decir que, de noviembre al mes de abril, la tarifa eléctrica se cobra de manera “normal”, por lo que debe haber un “ligero” incremento en estas.
Además, el 1 de junio de 2025 la CFE aplicó un aumento del 2.38 % en sus tarifas eléctricas, es decir, ¡otro incremento más!, por lo que, de mayo de 2023 a junio de 2025, la tarifa eléctrica incrementó 9.38 %, lo que en términos porcentuales parece poco, pero en términos monetarios es un fuerte golpe para la economía familiar.
A finales del mes de octubre, miles de familias desde el norte hasta el sur de Quintana Roo se quejaron ante la CFE y denunciaron ante los medios de comunicación el incremento excesivo de sus recibos de luz.
El “ligero” incremento que decía la CFE que iba a tener el recibo de luz quedó muy lejos de ser verdad, puesto que los recibos vienen con el doble o más de lo que la gente solía pagar.

Esto no es todo, aparte del abuso de la CFE por cobro excesivo a los quintanarroenses, esta paraestatal da un pésimo servicio: cero mantenimiento a la red eléctrica y subestaciones, postes y transformadores en mal estado, apagones constantes, entre otras lindezas.
Esto ha llevado a pobladores de diversas comunidades de Othón P. Blanco, Bacalar y zona Maya a realizar diversas manifestaciones, como, por ejemplo, tener que cerrar las vías de comunicación para exigir a la CFE mejor servicio y trato digno.
La CFE no sólo tiene un pésimo servicio en Quintana Roo que deja pérdidas millonarias a los empresarios por los constantes apagones, sino que también pone en peligro la integridad física y la salud de los ciudadanos por la falta de alumbrado público, funcionamiento de semáforos y falta de energía en clínicas y hospitales.
Ah, pero eso sí, cuando se trata de cobrar el “servicio” se ponen súper exigentes, de tal forma que obligan a la gente a pagar sus recibos de luz, aunque vengan inflados o con lecturas que no son las correctas, so pena de suspenderles el servicio.
Es decir, no sólo abusa de su poder sino también de la necesidad de la gente; viola el artículo cuarto constitucional que garantiza a todo ciudadano el derecho a un suministro de energía eléctrica asequible, suficiente y de calidad.

Este artículo también dice que “el Estado tiene la obligación de garantizar el suministro y de establecer una tarifa justa para asegurar la asequibilidad del servicio”.
La gente está muy inconforme por el pésimo servicio de la CFE, sus cobros exagerados y por los constantes apagones que han dejado serios daños en los hogares de mucha gente.
Las más afectadas, como siempre, son las familias de las colonias populares, las comunidades rurales e instituciones sin fines de lucro que tienen el objetivo de apoyar a personas vulnerables.
Este es el caso del Albergue Estudiantil “Felipe Carrillo Puerto” que está ubicado en la ciudad de Chetumal, que brinda hospedaje y alimentación a estudiantes de escasos recursos económicos que llegan de comunidades de todos los municipios de la entidad con la ilusión de terminar sus estudios e integrarse a la actividad laboral.
Son estos jóvenes moradores del mencionado albergue quienes acusan a la CFE de acoso constante en sus instalaciones y de cobro millonario por supuesto consumo de energía eléctrica.
Los muchachos amagan con una marcha el próximo 10 de diciembre que partirá de la intersección de las avenidas Rojo Gómez e Insurgentes y terminará en las oficinas de la CFE ubicadas en la avenida Aarón Merino de la colonia kilómetro 5, si es que la paraestatal no para el acoso contra los estudiantes y que la tarifa sea justa.
Lo mismo pasa en diversas colonias de Cancún, Playa del Carmen, Tulum, Bacalar y Chetumal donde la gente se queja de que sus recibos vienen exageradamente caros, un golpe directo al bolsillo: cobros inflados, incrementos sin explicación y facturas que duplican —e incluso triplican— las del año pasado. Uno de los casos más indignantes es el expuesto por vecinos de la colonia Lagunitas que exhiben un recibo de 4 mil 529.13 pesos cuando antes pagaban 2 mil 354 pesos utilizando los mismos aparatos y la misma cantidad de focos, una cifra que muchos califican como un robo institucionalizado.
No cabe duda de que esta situación cada día empeora, si bien es cierto que la gobernadora del estado, Mara Lezama, recientemente anunció una inversión federal de más de 500 millones de pesos para mantenimiento del tendido eléctrico y subestaciones, así como la construcción de nuevas, lo cierto es que hasta ahora no hay nada más que apagones, mal servicio y acoso del personal de la CFE hacia la ciudadanía.
Yo invito a los ciudadanos quintanarroenses que, ante esta situación, no sólo nos inconformemos y que cada quien proteste por su lado, sino que nos organicemos en un gran bloque estatal y exijamos no sólo un buen servicio eléctrico al que ya de por sí tenemos derecho, sino exijamos que haya una tarifa justa para nuestro estado, que se nos mantenga el subsidio todo el año, puesto que somos uno de los estados que más recursos aporta a la federación, principalmente de la industria del turismo.
Tomemos como ejemplo a los jóvenes estudiantes del Albergue Estudiantil “Felipe Carrillo Puerto” de Chetumal, que en próximos días marcharán para que no sólo la CFE cese su acoso, sino para que las autoridades estatales y municipales también intervengan en esta problemática y ayuden a solucionarla. La canción del músico chileno Sergio Ortega lo dice bien: “Un pueblo unido, jamás será vencido”. Vale.
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