Cualquier mexicano de buena fe, incluso cualquier extranjero que haya sido testigo del 2 al 10 de febrero pasados de la fiesta de arte y cultura que engalanaron una vez más, por vigésima ocasión, a Tecomatlán, Puebla, dirá que lo visto en belleza es increíble que exista en el pueblo trabajador de nuestro país. No dejará de extrañarse y salir de su asombro: lo disfrutado en esos nueve días de su existencia, fue un espectáculo fuera de serie que en ningún lugar del país se realiza.
Deleitar la pupila y escuchar plácido y entusiasmado en la xx Espartaqueada Cultural, el Canto: lo más exquisito y querido del pueblo en la música popular de antaño y del presente: ranchero, bolero, y los más variados géneros, música culta, todo de autores mexicanos y de otros lares, en reconocimiento a la letra y calidad melódica de esas joyas del arte popular, de su riqueza de expresión y sentimiento; todo con interpretaciones de miríadas (más de 20 mil artistas provenientes de todo el país) de niños, jóvenes y adultos integrantes del Movimiento Antorchista del país e invitados.
Brilló en todo su esplendor la Danza, revivieron las creencias de los padres fundadores de las grandes civilizaciones de esta patria, de los pueblos en los tiempos antes de la conquista española, ofrecidas a sus dioses: aztecas, mayas, tarascos, zapotecas, mixtecos, olmecas, entre otros razas y culturas que florecieron en el México antiguo. Después, bailes regionales, un abanico de representaciones en este género de los diferentes estados de la república, dónde el colorido de los trajes estuvo en agradable competencia con la composición escenográfica que cada grupo ideó, y disfrutó el público atento y admirado de la maestría en los ejecutantes.
Siguió el deleite con la declamación de la poesía épica, de drama, romántica, de las diversas etapas de la historia del hombre hasta el presente, en las voces individuales y grupales, que cimbraron las fibras del alma y la inteligencia. ¡Algo imperdible, verdaderamente!
La oratoria, igual, entre las artes de convencer, de explicar con palabras justas, contundentes, enmarcadas en discursos basados en la ciencia histórica, los hechos de la realidad de México y del planeta en ésta nuestra época la mar de compleja, con los drásticos cambios debidos a la lucha de los pueblos, lucha que ha debilitado el poder de los países que reinaban en él planeta encabezados por Estados Unidos.
Fueron la cereza del pastel en la inauguración y en la clausura de la Espartaqueada Cultural los discursos siempre aleccionadores del líder y creador del Movimiento Antorchista Nacional, el maestro Aquiles Córdova Morán, quien destacó que lo visto en éste espectáculo era la comprobación qué, en cuanto a tradiciones y riqueza cultural, México tenía más que España o Francia; además, que esta celebración del arte y la cultura mostraba el camino para liberar a la juventud de sus cadenas actuales que impiden su desarrollo: el alcohol, las drogas y la falta de oportunidades de estudio. El camino que enseña y demuestra la Espartaqueada es la práctica del deporte, la cultura y el estudio profundo y constante para hacer una juventud de sabios que ayuden a sacar a nuestro país del atraso que impide su desarrollo hacia el progreso entre las naciones del planeta.
En dos años más nos veremos en la siguiente Espartaqueada Cultural. Desde ya, hay que seguir aprendiendo en nuestra práctica diaria, el arte y la cultura de la humanidad.
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