Han pasado ya 100 días de gobierno de Andrés Manuel López Obrador (AMLO) y mucho a pasado en el país; después de dos elecciones perdidas y más de 12 años de campaña, finalmente AMLO gana la presidencia de México el pasado 02 de junio con una victoria aplastante de más de 30 millones de votos.
Para que el posible lector de esta colaboración conozca más a fondo la marca de los 100 días de gobierno que pretendo analizar, he de decir lo siguiente: la evaluación de los primeros 100 días de desempeño de un nuevo gobierno es una tradición arraigada en muchos países. Completado este período, se analizan aciertos y desaciertos del nuevo gobernante, quien debe pasar de las palabras a las acciones concretas.
Por lo tanto, los primeros 100 días de una nueva administración pueden marcar o definir lo que será el resto del mandato del gobernante, máxime si sus ejecutorias son inefectivas y carecen de un plan. Desaprovechar este periodo puede ser nefasto para lograr engranar la nueva administración y encaminar futuras iniciativas y programas.
El creador de este primer lapso evaluativo fue el presidente de EE.UU., Franklin Delano Roosevelt (FDR), quien asumió su gestión en 1933 bajo la hambruna de la Gran Depresión, producto del colapso del mercado de valores, la quiebra de 10 mil bancos y con la cuarta parte de los trabajadores sin empleo.
FDR, en el corto plazo de 100 días, de forma firme, dio resultados al electorado afectado por la terrible crisis económica, con un ambicioso paquete de reformas legislativas y administrativas, a las que llamó "New Deal" (Nuevo Acuerdo), que le garantizó cuatro periodos consecutivos hasta que lo venció la muerte.
Pues bien, en el caso del nuevo gobierno de México, también llamado "Cuarta Transformación", la situación es compleja, porque en estos 100 días, las expectativas son con tendencia a una desestabilización social, un nulo crecimiento económico y una intrincada relación política al interior del país. Veamos.
Canceló la construcción del nuevo y moderno aeropuerto, construido en una tercera parte, que sustituiría al viejo aeropuerto de la ciudad de México. Autofinanciable y buen negocio para el gobierno. Privó de empleo a cientos de miles de personas entre diciembre y enero al frenar el ritmo de crecimiento de trabajos formales. La producción de petróleo en el pasado mes de enero ha sido la más baja de la historia de PEMEX. Por un equivocado plan de rescate a PEMEX, estamos en riesgo de perder este año, la calificación crediticia como país, lo que detonaría una crisis económica muy grave.
La economía se frenó y en lugar de crecer al cuatro por ciento lo vamos a hacer, cuando mucho, al uno por ciento. El Indicador Global de Actividad Económica (IGAE) señala que en octubre la economía crecía al dos por ciento y en el primer mes de AMLO en el poder el crecimiento fue de 0.2 por ciento. Desde 1995 no estábamos de cara a una crisis por errores internos.
Los bloqueos de la CNTE a las vías de ferrocarril, tolerados por el gobierno, hicieron perder mil millones diarios a empresas y productores. Se acabó con un periodo de estabilidad laboral que llevaba décadas y las huelgas vuelven a estallar. Verbigracia las huelgas en las fábricas de Matamoros, Tamaulipas.
Con bombo y platillo anunció que se dispondría de 500 mil millones de pesos más porque se acababa la corrupción, y resulta que no hay dinero, ni para estancias infantiles, ni para insumos para atender gente con cáncer o enfermedades respiratorias, ni para promover el arte, ni para sostener los refugios a mujeres maltratadas que los "neoliberales" si financiaban.
La inversión extranjera se frenó desde que AMLO se afianzó como el candidato que ganaría las elecciones y sigue para abajo. El supuesto "combate al huachicol" provocó 130 muertos, calcinados, en una explosión y no hubo ningún "pez gordo" ni "flaco" detenido. La delincuencia y criminalidad están desbordados; en enero ha sido el mes más violento en un siglo. Diciembre y enero arrojaron seis mil 307 homicidios dolosos, 11.4 por ciento más que en diciembre de 2017-enero 2018, la extorsión subió 39.5 por ciento respecto al mismo periodo anterior, y el secuestro se incrementó en 38.3 por ciento.
Por si fuera poco AMLO arremete contra la sorganizaciones acusándolas de intermediarias y de corruptas. Prácticamente, prohibiendo que los ciudadanos se organicen y juntos busquen solución a sus problemas, poniendo como pretexto terminar con la intermediación que según él, ha originado discrecionalidad, opacidad y corrupción.
AMLO se encuentra atrapado en la contradicción de ser jefe de estado y comportarse aún como si estuviera en campaña por la presidencia. En estos 100 días de gobierno –ocho meses, si tomamos en cuenta que desde el dos de julio inició su gobierno– no se le ve rumbo al país.
En su momento dijimos, con toda honradez, que nuestra opinión se inclinaba por otro candidato por dos razones entendibles: a) porque el diagnóstico de la situación nacional que cargaba toda la responsabilidad a la corrupción nos parecía simplificador e insuficiente; b) porque, en el supuesto de que el verdadero propósito fuera más completo y profundo, hasta tocar las estructuras económicas del régimen, no veíamos que estuvieran dadas las condiciones objetivas ni la preparación subjetiva para resistir una embestida seria. Debo decir que, hasta hoy, no hay todavía motivos para cambiar nuestra opinión.
Mientras tanto, nosotros seguiremos trabajando para seguir creciendo y fortaleciendo a la organización de los pobres de México, para que llegado el momento, tomemos el poder político y mostrar que Antorcha si sabe gobernar; es cuestión de tiempo. Vale.
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