"Las estadísticas avalan el buen enfoque y aplicación que se ha dado en Baja California Sur a las políticas financieras" (Carlos Mendoza Davis gobernador de BCS) en el estado se muestra un crecimiento sustancial luego de dar a conocer que, de acuerdo con el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI), el Indicador de la Actividad Económica Estatal (ITEE), durante el primer trimestre de 2017, tuvo un incremento del 3.3 por ciento con relación al trimestre previo, lo que la ubica como la economía de mayor crecimiento en el país.
Estas noticias del ámbito oficial dan cuenta del optimismo con que gobierno y empresarios ven el porvenir de la entidad, pero nos permite preguntar ¿Realmente este crecimiento se ve reflejado en la población sudcaliforniana? Y un poco más allá ¿Cómo este crecimiento se refleja en la reducción de nuestros índices de pobreza? Los elementos que documenta el INEGI para afirmar que somos la economía más pujante del país necesariamente deben ser contrastados con la distribución de esta riqueza, algo debe ocurrir en los índices de pobreza, en las fuentes de empleo e incluso en los cinturones de miseria.
En el mejor de los escenarios si realmente se traduce en mejoras para la población sería positivo, pero si solo es maquillaje para ocultar la verdadera situación que está pasando en el estado sería muy grave, es decir, nos estaríamos echando humo en los ojos. Basta con solo dar la vuelta por las periferias de las ciudades y estaremos ante un hallazgo que nuestros gobernantes han querido negar. Nos encontramos con colonias que se encuentran en el total abandono, que carecen de los servicios básicos e indispensables para tener una vida ya no hablemos de lujos sino de absoluta necesidad. (Ampliación Marques de Leon, Calafia, ampliación Centenario, Pithaya y Agua Escondida) Aquí no hay drenaje, agua potable, luz eléctrica y como decía anteriormente no son lujos, pero para los gobernantes pareciera que sí.
A esto se suman también las cientos de colonias que se encuentran en situación "irregular", situación también preocupante, pues si no se vuelven "regulares" como la ley lo exige es imposible poder acceder al universo de apoyos que existen para paliar su pobreza. Y con este círculo vicioso es cómo varias administraciones locales y estatales de BCS han condenado a la perpetua miseria a los sub californianos, a los que les es imposible reunir los requisitos que las dependencias tienen en sus famosas reglas de operación.
Mientras no se destine una inversión real y se atienda el rezago de vivienda que existe en BCS este círculo vicioso no podrá empezar a cerrarse. Las familias que no cuentan con los recursos necesarios para tener una vivienda digna donde poder descansar después de las largas jornadas de trabajo o que se encuentran en total hacinamiento, donde habitan cuatro o más personas por recámara, prácticamente en condiciones que son inhumanas, no desaparecerán con un baile numérico aunque lo digan los organismos más prestigiados del país y del mundo.
En esta temporada vacacional, a nuestras autoridades les interesa que la capacidad hotelera esté a tope, que las bonitas zonas turísticas y los lugares paradisiacos de confort y descanso para miles de vacacionistas que llegan año tras año sigan dando plusvalía a las arcas públicas y a la iniciativa privada. El derrame económico que deja el turismo en Baja California Sur, al ser uno de los lugares más visitados a nivel nacional e incluso internacional, es realmente de envidia, por lo que alcanzaría para dar atención a las fuentes generadoras de ingresos y que aumentan la economía, pero también permitiría voltear la mirada al otro extremo, al verdadero generador de la riqueza, la clase trabajadora, la que día a día sale desde muy temprana hora a generarla con su fuerza física e intelectual, a esta parte del sector es la que no recibe la atención necesaria y sobrevive en el olvido.
En el Movimiento Antorchista, la organización de los pobres de México y que actualmente aglutina a una parte muy importante de la población sudcaliforniana, ha venido trabajando en favor de la clase más desprotegida. En Baja California Sur ha contribuido modestamente a ir cerrando ese círculo vicioso. La organización se ha encargado de gestionar los recursos para mejorar las condiciones de vida de la población, hay que mencionar algunas obras importantes como el drenaje de la colonia Calafia, donde se esperaba este servicio desde hace más de tres décadas, además de guarniciones y banquetas en diferentes colonias de la ciudad de La Paz y Los Cabos; y también se avanzó con la entrega de material para la autoconstrucción de una recámara adicional, lo que impactará en la vida digna de decenas de familias.
Obras tan importantes como las mencionadas amortiguan la pesada carga que se le deja a la población sudcaliforniana, pero no acaban con el verdadero problema que es la mala distribución de la riqueza nacional. De manera organizada y legal, el Movimiento Antorchista seguirá sumando hombres y mujeres para construir la fuerza social que se necesita en la construcción de una patria más justa para todos, organizarse es solo el primer paso. Y ante el falso optimismo oficial, BCS también requiere de esa fuerza para hacer justicia a los miles de pobres que hoy están olvidados por las autoridades de todos los niveles y mudos observadores de la gran riqueza que los rodea. Como dice el poeta Rafael Blanco Belmonte, vale mucho mi pobre ejemplo, aunque pobre y humilde parezca y sea, y en el antorchismo nos hemos puesta la tarea de demostrar que un mejor país es posible, necesario y urgente.
0 Comentarios:
Dejar un Comentario